Gripe y nuevas variantes: la prevención también está sobre la mesa

Aggiornato il 6/11/2024

Alimentazione e prevenzione per le malattie delle vie respiratorie

La llegada de los primeros fríos trae consigo una serie de retos para nuestra salud. Entre las amenazas más comunes se encuentran, como cada año, las enfermedades gripales y parainfluenza, los resfriados y la versión ahora menos agresiva del COVID-19. Medidas como la vacunación y la higiene de las manos siguen siendo cruciales, pero hay otro aspecto que a menudo se pasa por alto: nuestra dieta.

Inflamación alimentaria y sistema inmunitario

Pero, ¿qué relación puede haber entre la nutrición y las enfermedades que, como la gripe, atacan las vías respiratorias?

Dolencias como el dolor de garganta, los resfriados, la sinusitis y la otitis, frecuentes durante la estación invernal, suelen estar causadas por virus o bacterias que atacan las mucosas de las vías respiratorias. Sin embargo, la capacidad de nuestro organismo para defenderse también depende del nivel de inflamación general y del aumento de la reacción inflamatoria a nivel local (garganta, bronquios, oídos), en lo que la nutrición desempeña un papel fundamental.

La inflamación provocada por los alimentos y el azúcar puede causar, aunque sea de forma indirecta, un debilitamiento de las defensas de las vías respiratorias, lo que permite que los virus y las bacterias actúen de forma más eficaz para ellos y más perjudicial para el organismo.

Para una dieta de rotación personalizada que refuerce el sistema inmunitario, GEK Lab sugiere un Programa Médico PerMè

Cuando se produce una inflamación causada por la repetición excesiva de los mismos alimentos, aumentan los niveles corporales de sustancias inflamatorias específicas, como el BAFF y el PAF, que influyen significativamente en la regulación del sistema inmunitario

En particular, la inflamación intestinal atrae un número considerable de células inmunitarias al sistema digestivo. Esto conduce a un «debilitamiento» de los demás sistemas en los que se supone que deben actuar estas células, como las mucosas respiratorias, que nos defienden de gripes y resfriados. El sistema inmunitario no tiene una capacidad infinita y una activación o concentración excesiva en un área específica puede provocar una deficiencia potencial en otras partes del cuerpo. La inflamación alimentaria, por tanto, puede dejar indirectamente desprotegida la primera línea de defensas en las zonas externas (vías respiratorias, piel, oídos), permitiendo que virus y bacterias actúen de forma más eficaz para ellos y más perjudicial para el organismo, provocando resfriados, gripes y otras enfermedades.

El peligro del azúcar

El consumo excesivo de azúcar y sustancias relacionadas, como el alcohol, también puede ser un culpable de la inflamación. La glicación, un proceso causado por un exceso de azúcar en sangre que interfiere en el correcto funcionamiento de las proteínas del organismo, también puede aumentar el riesgo de padecer formas graves de gripe y COVID.

En otras palabras, la glicación facilita la propagación de los virus, exacerba sus síntomas y hace más compleja la recuperación: nuestra «dosis de azúcar» diaria (aunque sólo sea un desayuno habitual de capuchino y cruasán) influye en la facilidad con que podemos enfermar. Controlar el azúcar mediante la dieta y, posiblemente, suplementos de apoyo puede reforzar las defensas contra los síndromes gripales y parainfluenza, mejorar el control de las nuevas variantes de COVID y facilitar una respuesta eficaz a cualquier mutación de otros virus conocidos. Por lo tanto, es esencial vigilar la ingesta de azúcares (incluidos los azúcares «invisibles» que se encuentran en muchos alimentos procesados) y sustancias relacionadas, como el alcohol y los edulcorantes.

La importancia de una dieta equilibrada para prevenir la gripe y sus síntomas

Por tanto, una forma fácil de prevenir la gripe es empezar a seguir un patrón dietético antiinflamatorio equilibrando cada comida según el modelo de plato saludable de la Facultad de Medicina de Harvard, incluyendo las cantidades adecuadas de verduras, cereales integrales, proteínas y grasas buenas.

Esto garantiza que el organismo reciba la cantidad adecuada de macro y micronutrientes, y evita las subidas excesivas de glucosa en sangre, que sabemos que tienen un importante efecto proinflamatorio.

En este sentido, es importante destacar que las proteínas son importantes no sólo para fabricar músculos, sino también para el sistema inmunitario, que necesita un suministro constante para producir anticuerpos y reponer sus propias células. Conviene recordar que los anticuerpos, las gammaglobulinas, son proteínas y que cuando no se ingieren suficientes proteínas, su producción escasea.

Las verduras y frutas son una rica fuente de vitaminas, minerales y otras sustancias diversas, cuyas propiedades antioxidantes y antiinflamatorias están reconocidas y documentadas. La fibra, también presente en los cereales integrales, contribuye al equilibrio de la flora intestinal, favoreciendo la prevalencia de microorganismos beneficiosos en detrimento de los nocivos, que proliferan en condiciones de inflamación.

Para mantener el sistema inmunitario fuerte y reactivo, contra todos los virus en general y la gripe en particular, son esenciales micronutrientes como la vitamina D, el hierro, el cobre, el zinc y el selenio.

Una dieta que respete los principios de una alimentación sana, introduciendo la variedad adecuada y respetando la estacionalidad de los alimentos, aporta los nutrientes esenciales para mantener a raya la inflamación y, en consecuencia, alejar la probabilidad de contraer resfriados, gripe y otras enfermedades respiratorias.

Brócoli y verduras crucíferas: aliados contra la contaminación

Vivir en zonas con altos niveles de contaminación puede aumentar el riesgo de resfriados, gripe y enfermedades respiratorias en general. Sin embargo, la naturaleza nos ofrece herramientas para combatir estos efectos nocivos. Alimentos como el brécol, la col y la col rizada son ricos en compuestos azufrados que ayudan a eliminar los contaminantes del organismo, ofreciendo una protección adicional. Estos alimentos no sólo ayudan a combatir los daños de la contaminación, sino que también ofrecen otros beneficios para la salud, como la prevención de ciertas formas de cáncer y el apoyo a la salud del corazón.

Suplementos para la prevención

Durante los periodos de especial frío, humedad y aglomeración, o cuando el sistema inmunitario está debilitado debido al estrés o a una dieta desequilibrada, puede ser aconsejable utilizar suplementos dietéticos para prevenir y combatir los resfriados, la gripe y las enfermedades respiratorias.

  • Vitamina C: Se recomienda una ingesta diaria de entre 500 y 1000 mg, a elegir en colaboración con un farmacéutico, prefiriendo aquellos con menos conservantes y aditivos.
  • Un suplemento a base de extracto de brócoli y betaglucanos podría ser útil por su eficacia antiinflamatoria. La adición de minerales como el Zinc y el Manganeso, que activan las funciones antioxidantes naturales de nuestro organismo, puede ser eficaz para prevenir las enfermedades invernales y tratar los trastornos respiratorios.
  • Minerales como el Manganeso, el Zinc y el Cobre, junto con la acción tonificante del Selenio y la Vitamina C, son sin duda valiosas ayudas para el sistema inmunitario. Son eficaces contra las infecciones víricas y bacterianas y se recomiendan para las enfermedades invernales, la otitis y la faringoamigdalitis.

Una dieta personalizada para prevenir las enfermedades respiratorias

Cada individuo es único en cuanto a estilo de vida, hábitos alimentarios y predisposición genética, y lo que puede causar inflamación en una persona puede no tener el mismo efecto en otra.

Conocer exactamente cuáles son los niveles de inflamación de cada uno, tanto por el azúcar como por los alimentos, a través de un Programa Médico PerMè, es el punto de partida para iniciar una dieta de forma individual que refuerce el sistema inmunitario y restaure la energía y el bienestar incluso durante los meses más ajetreados del año.

Ahora sabemos que la inflamación y la glicación predisponen a un aumento de la infecciosidad y a la aparición de complicaciones, no sólo para el Covid o la gripe, sino también para todos los demás virus.

Vacunas e inmunidad natural

Las indicaciones anteriores pueden completarse con la vacunación antigripal clásica, que se recomienda a quienes, por haberla recibido durante años, siempre se han beneficiado de ella.

Se recomienda encarecidamente la vacunación antigripal y antiCOVID a las personas de riesgo, en particular a las que padecen una diabetes importante, inmunodepresión o una edad avanzada.

Por último, siempre es aconsejable ponerse en contacto con su médico para que le aconseje y realice una posible evaluación clínica en caso de que una dolencia estacional, como un resfriado, se prolongue de forma anormal o se presente de forma intensa, por ejemplo, con fiebre alta.

Conclusiones

Mientras seguimos sorteando los retos que plantean los nuevos virus de la gripe y las mutaciones del COVID-19, es esencial reconocer la importancia de una dieta sana. Al integrar nuestras elecciones alimentarias con las recomendaciones médicas tradicionales, podemos ofrecer a nuestro organismo la mejor defensa posible contra los resfriados, la gripe y las enfermedades invernales en general. La prevención empieza con la alimentación y con elecciones conscientes que favorezcan nuestra salud general.

Por el Comité Científico Editorial de GEK Lab

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