Cómo reducir el colesterol: ¡Cuidado con los azúcares!

El colesterol a menudo se ve como un enemigo absoluto para nuestra salud, ¿pero es realmente así? En este artículo, exploraremos el papel del colesterol en el funcionamiento de nuestro cuerpo, la diferencia entre el colesterol bueno y el colesterol malo, la inesperada relación entre los azúcares y el colesterol, y cómo la dieta y el estilo de vida pueden influir en sus niveles.

El colesterol es un lípido, es decir, una sustancia grasa que circula en la sangre, pero no solo eso. Las membranas de nuestras células también están hechas de colesterol y nuestro cerebro contiene cantidades muy elevadas de este, sin las cuales no podría funcionar.

Se produce principalmente en el hígado, pero también puede ser introducido a través de los alimentos.

El colesterol es esencial para la producción de la vitamina D, de las hormonas esteroides (como el cortisol, que ayuda a regular el estrés), de las hormonas sexuales (como los estrógenos y la testosterona) y de los ácidos biliares, que ayudan a digerir las grasas.

Un exceso de colesterol, sin embargo, puede causar problemas de salud incluso graves, especialmente en quienes padecen hipertensión, obesidad o tienen riesgo de enfermedad coronaria. 

El colesterol es esencial para la producción de vitamina D, de las hormonas esteroides (como el cortisol, que ayuda a regular el estrés), de las hormonas sexuales (como los estrógenos y la testosterona) y de los ácidos biliares, que ayudan a digerir las grasas.

Para medir tus niveles de Metilglioxal y combatir el colesterol, GEK Lab recomienda utilizar el Glyco Medical Program.

Colesterol bueno y colesterol malo

El HDL es conocido como colesterol “bueno” porque desempeña un papel protector para el corazón y el sistema circulatorio. Su función principal es transportar el exceso de colesterol desde las arterias y otras partes del cuerpo hacia el hígado, donde se elimina o se recicla. Un nivel elevado de HDL se considera beneficioso, ya que ayuda a prevenir la acumulación de colesterol en las paredes arteriales, reduciendo el riesgo de aterosclerosis y enfermedades cardiovasculares.

El LDL es conocido como colesterol “malo” porque su exceso puede ser perjudicial para la salud. Si su nivel en la sangre es demasiado alto, puede acumularse en las paredes de las arterias y formar placas. Esta condición se llama aterosclerosis y puede llevar a una reducción del flujo sanguíneo, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio o el ictus.

Para entender si realmente el valor de colesterol indicado en los análisis representa un problema o no, se deben comparar los valores del colesterol total con los del colesterol “bueno” (HDL). Si la relación entre estos dos valores es de 4,5 o menos para las mujeres, y de 5 o menos para los hombres, el nivel de colesterol es correcto, incluso si el colesterol total fuera relativamente alto. Sin embargo, valores muy elevados de colesterol, aunque con niveles altos de HDL, merecen atención debido al exceso global de grasas circulantes.

Dieta y Colesterol

La dieta puede tener un impacto significativo en los niveles de colesterol. Los alimentos ricos en grasas vegetales hidrogenadas y transhidrogenadas (como las margarinas, las papas fritas o algunos productos de panadería envasados) pueden aumentar el colesterol malo y están relacionados con un mayor riesgo cardiovascular.

Por el contrario, una dieta rica en fibra, grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas puede ayudar a reducir el colesterol. Algunos alimentos, como las nueces y los pescados grasos, así como el aceite de oliva, son especialmente beneficiosos para el control de los niveles de colesterol. También muchos cereales integrales (cebada, centeno, avena), gracias a los betaglucanos, ayudan a modular su concentración.

Es importante destacar que solo el 20 % del colesterol en nuestro organismo proviene de la alimentación, mientras que el 80 % es de origen endógeno, producido principalmente por el hígado durante la noche. Esta producción se estimula con comidas nocturnas excesivamente abundantes, a menudo desequilibradas por una alta cantidad de carbohidratos.

¿Y los azúcares? ¿Qué papel juegan en la influencia sobre los niveles de colesterol?

Azúcares y colesterol

El exceso individual en la ingesta de azúcares causa un aumento en los niveles de insulina, lo que desencadena una serie de procesos que estimulan la producción de colesterol. La regulación de los niveles de insulina, a su vez, está íntimamente ligada a los picos glucémicos provocados por las comidas o por alimentos individuales.

Además, los azúcares y sus similares (exceso de fruta, bocadillos azucarados o platos excesivamente desequilibrados a favor de los carbohidratos) provocan un aumento de varios radicales libres, entre ellos el metilglioxal, una sustancia fuertemente oxidante e inflamatoria. Esta, al unirse al colesterol “bueno”, reduce sus niveles, lo que lleva a un aumento del llamado colesterol “malo” y determina un incremento del riesgo cardiovascular (como bien documentado ya en 2014 por Godfrey L et al., Nutr Diabetes. Septiembre 2014).

La mejor manera de regular estos fenómenos es elegir alimentos y construir comidas con bajo impacto glucémico, pero conociendo primero el propio perfil personal de inflamación causada por los azúcares y alimentos, por ejemplo, mediante el Glyco Medical Program o el PerMè Medical Program.

Reducir el colesterol

Si los niveles de colesterol son demasiado altos, existen varias formas de reducirlos. Estas incluyen cambios en la dieta, aumento de la actividad física y, en algunos casos, el uso de medicamentos. Sin embargo, es importante recordar que el colesterol no es el único factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, y que un enfoque integral para la salud del corazón debe considerar también otros factores como la hipertensión, el tabaquismo, la diabetes y la obesidad. Además, es fundamental destacar que reducir el colesterol mediante la dieta y el estilo de vida requiere un compromiso a largo plazo, y que los cambios deben mantenerse en el tiempo para lograr un impacto duradero en los niveles de colesterol.

Investigaciones recientes (por ejemplo, un estudio publicado en mayo de 2018 en Nutrients) sugieren que el colesterol podría no ser el enemigo que pensamos. En cambio, la inflamación podría ser la causa principal de las enfermedades cardiovasculares. Esto cambia nuestra comprensión del papel del colesterol y podría conducir a nuevos enfoques para la prevención y el tratamiento de estas enfermedades. Esta nueva perspectiva sobre el colesterol nos recuerda que la salud es compleja y que no podemos centrarnos en un solo factor de riesgo ni en un único aspecto de nuestra dieta o estilo de vida. Más bien, debemos considerar el panorama completo de nuestra salud y bienestar.

Conclusiones

El colesterol desempeña un papel importante en nuestra salud, pero su comprensión está en constante evolución. Mientras seguimos aprendiendo más sobre el colesterol y su función en nuestro cuerpo, es fundamental mantener un enfoque equilibrado e informado hacia nuestra salud. El colesterol no es el único factor que afecta la salud del corazón, y un enfoque que considere todos los aspectos físicos, nutricionales e incluso psicológicos siempre será el mejor. Con el apoyo adecuado y estrategias de manejo, es posible mantener los niveles de colesterol dentro de un rango correcto y saludable, y vivir una vida larga y plena de bienestar.

A cargo de la Redacción Científica de GEK Lab

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