
La artritis es una patología muy común que afecta a las articulaciones, los tendones, los ligamentos y las fascias musculares, causando dolor y rigidez. Se trata de un término genérico que indica el fenómeno doloroso en su fase aguda y que puede tener origen en diversas enfermedades articulares o sistémicas, cada una con sus propias características y causas.
Los síntomas de la artritis
Los síntomas de la artritis varían según el tipo y la gravedad de la condición. Entre los más comunes se encuentran el dolor, la rigidez, la hinchazón y el enrojecimiento de las articulaciones.
En el caso de la artritis reumatoide, síntomas como debilidad, fiebre y pérdida de peso pueden aparecer antes del dolor articular, y el inicio de la enfermedad puede ser lento y gradual.
En el caso de la artritis psoriásica, además de las articulaciones, también puede verse afectada la piel, con inflamación y proliferación anormal de las células cutáneas, manchas rojas, escamas y picazón
Independientemente de las causas que hayan dado origen a la enfermedad, todas las formas de artritis están relacionadas con una inflamación a nivel local o sistémico.
La inflamación relacionada con la alimentación es una de las principales causas de la artritis, y el estudio de los niveles inflamatorios provocados por los alimentos o los azúcares es la primera herramienta terapéutica a utilizar. Mide y controla tus niveles de inflamación con el PerMè Medical Program.

Causas y factores desencadenantes
Enfermedades como la artritis reumatoide, la artritis psoriásica, así como la artritis asociada al lupus eritematoso, son enfermedades autoinmunes, en las que el sistema inmunitario genera inflamación que daña distintas partes del cuerpo, incluidos los tejidos articulares. Otras, como la artritis séptica, se derivan de una infección que ha afectado a las articulaciones, por ejemplo tras una intervención quirúrgica, mientras que la artritis postraumática depende, obviamente, de un trauma.
Independientemente de las causas que hayan dado origen a la enfermedad, todas las formas de artritis están, sin embargo, relacionadas con una inflamación a nivel local o sistémico. En respuesta a esta inflamación, el cuerpo produce líquidos en un intento de diluir las sustancias inflamatorias, causando hinchazón de las articulaciones, edema de los tendones o de las cápsulas ligamentarias, generando así dolor, rigidez y dificultad en los movimientos.
Algunas formas de artritis también pueden verse favorecidas por predisposiciones genéticas. Por ejemplo, poseer una variante particular del gen TNFSF13B puede aumentar la probabilidad de que el cuerpo produzca una mayor cantidad de BAFF, una citocina involucrada en diversos procesos inflamatorios, incluidos los que afectan a los fluidos corporales que lubrican las articulaciones. Sin embargo, es importante saber que los genes muestran una mayor predisposición, pero no determinan con certeza absoluta el futuro. La alimentación, el entorno y el estilo de vida pueden marcar la diferencia.
Artritis Reumatoide, sobrepeso y obesidad
Las adipocinas son sustancias inflamatorias que a veces también tienen acción hormonal, producidas por el tejido adiposo. Desempeñan un papel esencial en la regulación del metabolismo, la inflamación y el funcionamiento del sistema inmunitario. La obesidad y la acumulación de grasa aumentan el riesgo de desarrollar y empeorar la artritis reumatoide.
Algunas adipocinas, como la leptina, que contribuyen a la inflamación, tienden además a aumentar con una dieta que, por sus características, favorezca la resistencia a la insulina. Seguir una alimentación que modere los picos de insulina, limitando azúcares y sustancias similares, puede ofrecer excelentes resultados en el manejo de la artritis reumatoide.
En general, adoptar una alimentación sana y equilibrada puede contribuir a regular los niveles de adipocinas y a reducir la inflamación asociada con la artritis reumatoide.
Tratamientos y estrategias de cuidado
Cuando se enfrentan problemas relacionados con las articulaciones, siempre se recomienda someterse a una evaluación médica detallada para comprender correctamente el origen del problema.
Sin embargo, en lugar de recurrir incondicionalmente a medicamentos antiinflamatorios, analgésicos y corticoides, sin duda esenciales durante las fases agudas, puede ser beneficioso adoptar un enfoque terapéutico integrado.
Este enfoque puede permitir, incluso para quienes comienzan el tratamiento en una fase avanzada, reducir al mínimo el uso de medicamentos, enfocándose en un abordaje más específico y personalizado, basado en las características individuales del paciente, su alimentación y su estilo de vida. De hecho, en muchos casos es posible aliviar y, a veces, resolver los síntomas mediante una dieta personalizada.
Un intestino inflamado debido a una relación desequilibrada con ciertas clases de alimentos puede favorecer la producción de BAFF y de otras citocinas inflamatorias, contribuyendo a la aparición y persistencia del dolor. Los procesos de glicación, causados por un consumo excesivo individual de azúcares, fructosa, alcohol y poliooles, también pueden favorecer la activación de la inflamación.
La inflamación relacionada con la alimentación es una de las principales causas de la artritis, y el estudio de los niveles inflamatorios provocados por los alimentos o los azúcares es la primera estrategia terapéutica a utilizar.
El PerMè Medical Program analiza marcadores inflamatorios como el BAFF, así como marcadores de daño temprano por azúcar, como la albúmina glicosilada y el metilglioxal, que están implicados en los fenómenos dolorosos típicos de la artritis. El resultado del Medical Program permite identificar si existen clases de alimentos que favorecen los procesos inflamatorios.
Siguiendo una dieta personalizada, basada en los niveles individuales de inflamación causada por los alimentos y los azúcares, se restablecen así hábitos alimenticios adecuados que, junto con las terapias clínicas, a menudo conducen a la recuperación del bienestar.
Conclusión
La artritis y las enfermedades autoinmunes pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida. Sin embargo, con el enfoque adecuado, que combine la medicina tradicional con la atención a la alimentación y al estilo de vida, es posible llevar una vida plena y saludable. La clave está en comprender el propio cuerpo, conocer los factores que pueden influir en la enfermedad y tomar decisiones informadas para promover la salud y el bienestar.
A cargo de la redacción científica de GEK Lab

