
Durante la menopausia se producen importantes cambios hormonales. La disminución de los niveles de estrógenos contribuye a la ralentización del metabolismo basal, lo que puede llevar a un aumento de peso y a una redistribución de la grasa corporal, con una mayor acumulación en la región abdominal. Este cambio en la composición corporal está asociado con un mayor riesgo de desarrollar resistencia a la insulina y diabetes tipo 2.
Con il passare degli anni, la massa muscolare tende a ridursi mentre aumenta la massa grassa. Anche questo processo, seppur fisiologico, contribuisce al rallentamento del metabolismo, poiché le cellule muscolari consumano più energia rispetto a quelle adipose.
Con la disminución de los estrógenos también aumentan los riesgos de otras condiciones, como enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico (es decir, un conjunto de condiciones que incluyen hipertensión, hiperglucemia y dislipidemia) y osteoporosis.
La alimentación, la inflamación y la función hormonal están relacionadas en varios niveles. En primer lugar, un organismo inflamado es un organismo en estado de “alerta”, que se adapta a una situación anormal ahorrando en algunas funciones, entre ellas la producción hormonal y el consumo de energía.
Ejercicio físico para combatir los síntomas y efectos de la menopausia
La actividad física regular es fundamental para contrarrestar los efectos de la menopausia. Los ejercicios aeróbicos, como caminar, correr o nadar, ayudan a mantener el peso corporal, mejorar la salud cardiovascular y reducir el riesgo de diabetes, además de tener un efecto notable en el estado de ánimo. Sin embargo, la eficacia del ejercicio aeróbico depende de la cantidad de masa muscular presente: si no se recupera una buena parte de la masa muscular perdida, también los beneficios del ejercicio aeróbico serán limitados. Por lo tanto, integrar la actividad aeróbica con ejercicios de carga o resistencia ayuda a estimular la formación muscular y a prevenir la osteoporosis.
Una alimentación correcta
El ejercicio físico es poco eficaz si no va acompañado de una alimentación adecuada.
Es fundamental garantizar un aporte proteico adecuado distribuido a lo largo del día. Las guías recomiendan un consumo diario de proteínas equivalente a 1 gramo por kilogramo de peso corporal (por ejemplo, 100 gramos de carne o pescado contienen aproximadamente 22 gramos de proteínas).
Un desayuno abundante, completo y equilibrado, con proteínas, fruta y carbohidratos integrales, estimula el metabolismo y ayuda a preservar la masa magra.
También es muy importante equilibrar las comidas con cereales integrales y verduras, acompañados de fuentes proteicas, para asegurar un buen control de la glucemia posprandial y un correcto aporte de nutrientes.
Finalmente, una cena ligera, con un contenido reducido de carbohidratos en comparación con el resto del día, ayuda a limitar la acumulación de grasa.
Efectos de la inflamación sobre la menopausia
La alimentación, la inflamación y la función hormonal están interrelacionadas a varios niveles.
Para producir hormonas, nuestro organismo necesita los elementos constituyentes, que son principalmente proteínas y componentes lipídicos. Estos “ladrillos” se introducen a través de los alimentos. Sin embargo, la eficiencia de esta producción está fuertemente relacionada con el estado inflamatorio.
InEn primer lugar, un organismo inflamado está en un estado de “alerta”, que se adapta a una situación anómala ahorrando en algunas funciones, entre ellas la producción hormonal y el consumo de energía.
En segundo lugar, la inflamación de bajo grado, especialmente a nivel intestinal, puede hacer que la absorción de nutrientes sea ineficiente e insuficiente para las necesidades del organismo. En caso de escasez de minerales y vitaminas, los músculos y los huesos constituyen una reserva de proteínas y minerales de la cual se puede extraer: por ello, un organismo inflamado reducirá la masa muscular y debilitará los huesos, amplificando los efectos similares causados por la menor producción de estrógenos.
También la inflamación causada por azúcares interviene en estos procesos. La glicación, fenómeno por el cual proteínas y otras sustancias útiles para el organismo son modificadas por un exceso de azúcares, actúa sobre las hormonas, alterando su función normal. Cuando la producción de estrógenos se reduce por razones fisiológicas, el hecho de que una parte de estas hormonas esté glicada —y por tanto no funcional— incide de forma importante, agravando los síntomas típicos de la menopausia.
Finalmente, el BAFF, una molécula producida por el sistema inmunitario que presenta niveles elevados en presencia de inflamación crónica, tiene un impacto importante, favoreciendo la resistencia a la insulina (y por tanto la acumulación de grasa abdominal) y activando procesos que causan la descalcificación ósea.
Cómo intervenir
Cada organismo reacciona de manera diferente al paso por la menopausia, y por eso es importante medir el nivel personal de inflamación causada por azúcares (que provoca la glicación) o por alimentos (que favorece la producción de BAFF) realizando un Programa Médico PerMè.
La práctica clínica muestra que al establecer una dieta de rotación personalizada, basada en los resultados del producto, y reduciendo consecuentemente los niveles de inflamación, se disminuyen drásticamente los síntomas de la menopausia y los riesgos de otras enfermedades y condiciones relacionadas.
Esto también se aplica a los temidos sofocos, que son un fenómeno ligado a la dilatación de los vasos sanguíneos y cuya sensación de malestar es menos intensa con bajos niveles de inflamación (no es casualidad que las manifestaciones más molestas ocurran típicamente en esas horas nocturnas en las que nuestros niveles de antiinflamatorios naturales alcanzan los puntos más bajos de su ciclo diario).
a menopausia es un proceso fisiológico y natural, pero con el enfoque adecuado es posible gestionar eficazmente los cambios y los síntomas asociados. Una combinación de alimentación equilibrada, actividad física regular y gestión de los niveles de inflamación puede mejorar significativamente la calidad de vida, acompañando a cada mujer durante y después de la menopausia, promoviendo el bienestar y la salud a largo plazo.
A cargo de la Redacción Científica GEK Lab
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